INCONSCIENTE Y REPETICION
DESDE
JORGE LUÍS BORGES E JAMES JOYCE(1)
por
Luiz-Olyntho Telles da Silva
Los hombres son unos
diablos,
Pero no hay mujer
Que no quiera
Un diablo que la cargue.
SONETO ANÔNIMO
Freud definía al inconsciente como un
saber que no se sabe saber y Lacan, de acuerdo, leyendo a Freud desde la
cultura de su tiempo – marcada por Lévi-Strauss – considera que
el inconsciente, no es sin los conceptos de repetición, transferencia
y pulsión.
Fue desde ahí que recordé de este verso tomado
como epígrafe, una presencia constante en los cuadernos de recordación
que, en el colegio, corrían de mano en mano.
Muy bien, y por ahí tenemos esta fantástica ficción
que es el “Pierre Menard, autor del Quijote”, publicada por primera vez
en el año de 1944 en Ficciones. ¿Cuál es el
tema tratado por Borges? ¿El plagio? ¡Absolutamente! Antes
el de la repetición. Veamos...
La admirable ambición de Pierre Menard,
nos cuenta Borges, “era producir unas páginas que coincidieran –
palabra por palabra y línea por línea – con las de Miguel
de Cervantes”. No se proponía copiarlo, nunca encaró este
desafío como una trascripción mecánica del original.
No quería componer otro Quijote, lo que seria fácil, no quería,
tres siglos después, ambientarlo en Wall Street, ¡quería
componer el Quijote!
El placer de Pierre Menard estaba en esto.
Como dice Freud en Mas allá del principio del placer, encontrar
de nuevo algo idéntico significa por si mismo una fuente de placer.
Permítanme una digresión. Vean el irónico
contraste: Pierre Menard busca la construcción de algo idéntico,
exacto, partiendo justamente de lo que podríamos equiparar a sus
“vivencias más antiguas”, estos recuerdos de los cuales Freud dice
no se encontraren en estado vinculado, nicht gebundenen, quiere
decir, incapaces, nicht fähig, de obedecer al proceso secundario.
Pues se adentramos a estas más antiguas vivencias, Freud dice urzeitlichen
Erlebnisse, veremos que el radical Erleben, de ‘vivencia’, connota
‘presenciar, asistir, experimentar, sufrir’, predicados cuyo denominador
común es la sorpresa. Entonces, veamos: si nosotros tomamos
la ‘sorpresa’ como traducción de to thaumazein, encontramos
Thaumas desde donde sale Thaumante, el padre de Iris, la
personificación del arco iris, trazo de unión entre el Cielo
y la Tierra, entre Urano e Gea, entre lo superior y lo inferior. No necesito
decirles que o arco iris no existe sino como ilusión de ótica.
Continuemos: así como Lacan no consigue
pensar el Psicoanálisis sin Lévi-Strauss y Saussure, Pierre
Menard no puede imaginar el universo, como confiesa en una carta a Borges,
sin la siguiente interjección de Poe, el Poe que a engendrado a
Baudelaire, Mallarmé y Edmond Teste:
Ah, bear in mind this garden was
enchanted!
(con los colores del arco iris, yo
podría acrecentar)
¿Poe estaría para Menard como
Felipe II estuviera para Cervantes?
¡Lo que cuenta es que el tiempo es otro!
Pero antes de entrar en esta cuestión
quería aún mencionar apenas más un dado de comparación,
fornecido ahora por el propio Menard, entre el propio trabajo y lo de Cervantes:
“[Mientras] Mi complaciente precursor no rehusó la colaboración
del azar: iba componiendo la obra inmortal un poco à la diable,
llevado por inercias del lenguaje y de la invención. Yo he contraído
el misterioso deber de reconstruir literalmente su obra espontánea”.
Lo que quería destacar era esto: Cervantes escribía à
la diable, escribía como el diablo, mientras Menard se podría
decir que no buscaba nada menos que la perfección.
Volvamos un rato a la interjección de
Poe, la cual no me parece nada fácil. Empieza con una expresión
idiomática: bear in mind. Derivada del verbo transitivo to
bear (llevar, cargar, transportar), el cual, conjugado junto con mind,
asume el sentido de ‘tener en la mente’, ‘no olvidar’. Traducido literalmente,
pensaríamos que alguien está con un ‘oso en la cabeza’; y
alguien que escuchase la expresión de un modo un poco distraído
podría pensar en un aviso, al estilo de una transliteración,
para poner las ‘barbas a remojar’, una vez que la pronunciación
de bear es bastante próxima de beard (barbas), cuyo
d es mudo. Enseguida tenemos el sustantivo garden al cual,
por algún motivo que la frase por si misma no deja claro, está
asociado el adjetivo enchanted, ‘encantado’, relacionado a un tiempo
pasado: was, pretérito de to be, en el caso la tercera
persona del singular.
Pues esta referencia al ‘jardín’ (garden),
yo la entiendo como una referencia al Jardín del Edén, como
una referencia al Paraíso. Este Paraíso de lo cual el hombre
fue expulso.
¿Cuales son las consecuencias de esta
expulsión?
En Finnegans Wake hay, entre otros,
dos personajes, Shaun e Shem. Son hijos de HCE y ALP (Here Comes Everybody
e Anna Livia Plurabelle). Shaun es el pastor de la humanidad, correcto,
puro como una piedra pura, mientras Shem es el escritor que escribe sobre
las piedras, que escribe sobre la naturaleza lítica de su hermano.
En el capítulo 9, Shaun y Shem aparecen a través de nicknames:
respectivamente Chuff y Glugg, y ellos no encubren que ambos son nombres
del Diablo. Shaun es un actor que representa Chuff, el Arcángel
Miguel, guardián del paraíso justamente por haber vencido
la batalla contra las hostes de Satanás, mientras Shem es el Satanás,
y si este sucumbe – como dice Donaldo Schüler – es justamente por
ser escritor y, como tal, errante en la palabra. Glugg es el escritor que
jamás consigue escribir la verdad, erra siempre. Si en el
camino de esta escrita adquiere más conocimientos construyendo mismo
una ciencia, esta caminada, en la medida en que cada vez interpone más
cosas, más conocimientos entre el hombre y el objeto, parece que
no lo lleva a lugar ningún: el destino está siempre después
del horizonte, cada vez más distante.
Glugg – la sobre posición es posible
– es Cervantes que, como dice Borges, escribe à la diable.
Mennard, por su vez, parece un Chuff, adepto de Santa Teresa, que aspira
reconstruir literalmente el texto, llegando así a la perfección.
Tal ambición no deja duda de que el único punto de llegada
por este camino será un fools top, en el decir de James Joyce,
mixto de punto final (full stop) con lugar (top) de tonto
(fool). Es cuando Pierre Menard muere con el trabajo inconcluso
que se puede reconocerlo incluido en la condición diabólica
y oscura de la muerte.
Expulsos del huevo, “eggspelidos”, expulsos
del útero, del paraíso, nuestro destino es el inferos.
Además, me parece que mejor seria escribir el inferos con
'z', pues así se podría ver más claramente, aunque
de manera poética, la ferocidad del mundo en que vivimos. Cuando
Freud se apoya en la Eneida para decir que, en la imposibilidad
de revolver las regiones superiores, Flectere sinequeo superos,
el destino será Acheronta movebo, mover las regiones infernales,
se puede leer ahí que el lugar donde vivimos es mismo el Infierno.
Es eso: siempre supimos que estamos más
para el lado de los Luciferinos errantes que para el lado de los Miguelinos
porteros, pero de esto ‘preferimos’ estar inconscientes. Es difícil
imaginar a nosotros como fuera de la luz, como luci fuera, como sumergidos
en la oscuridad de la eggnorancia. Reconocerse un eggspelido es reconocer
un origen sexual. ¡Parece que es mejor el engaño... y su repetición!
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